12 Retos, 12 Cimas: Osqueta - Crónica y fotos
A las 7,20 h. ya nos espera el bus de 63 plazas, está circunstancia nos facilita que podamos prescindir de los dos coches inicialmente previstos, además de las 4 bajas de última hora, para poder desplazarnos todos juntos.
Mañana fresca, 6°, pero totalmente despejada y ausencia total de aire como se anunciaba a lo largo de la semana.
A medida que los participantes van firmando el "consentimiento informado" suben al bus, identificado con el rótulo de la COMARCA. Con un ligero retraso, que arrastraremos toda la jornada, a las 8,41 partimos hacia Ayerbe, parada intermedia para recoger a 3 ayerbenses.
Son las 8,40 h. cuando nos apeamos del bus en el apartadero de Salinas, punto de partida de la excursión. Nos espera Pilar Viejo, que la han acercado desde Agüero.
Una ligera niebla nos ha acompañado desde el embalse de La Peña, nos anticipa una excelente jornada, como dice el refrán " mañana de niebla, tarde de toros". A medida que vamos ascendiendo atravesando la localidad de Salinas Nuevo se va descubriendo el Sol. Así, al llegar a la collada que separan los valles de Salinas y Villalangua, el cielo está totalmente despejado.
En este punto nos adentramos en una zona boscosa de pino y carrasca. Con un ligero aroma a humedad y setas seguimos por ella, en suave ascensión, hasta el cruce con la senda que desciende a Villalangua. Avanzamos, a media ladera, por una zona de cárcavas que parecen desmoronarse por la erosión y las lluvias. Algún paso comprometido requiere prestar un poco más de atención.
El grupo bastante numeroso de 61 personas hace que en los pasos estrechos la marcha se ralentice, sobretodo en los puntos donde el marco del paisaje hace que nos paremos a realizar fotos.
Las imágenes que nos proporciona la impresionante Foz de Salinas y el barranco Salau, con sus paredes verticales donde permanecen apostados en lo más alto los buitres observándonos con atención, son únicas, probablemente uno de los entornos más bonitos del prepirineo. Da igual dirigir la vista hacía las alturas para divisar los tablaos y enormes farallones de piedra caliza con los buitres apostados esperando las corrientes para emprender su planeo ascendente o con las alas desplegadas para secarse y tomar el sol.
10,05 h. Fuente la Rata. Impresionante cascada de 80 m. formada sobre paredes de toba pétrea, que aún con su cauce mermado llama la atención junto con su pequeño puente de piedra. De aquí se abastecen, con cañerías ocultas, las dos localidades de su término, Salinas y Villalangua.
La senda sigue elevándose, con sucesivas lazadas, superando la cascada hasta las ruinas de Salinas Viejo, donde solo la ruinosa iglesia de María Magdalena se resiste a caer en el olvido, permaneciendo con unos pocos restos en pié, entre ellos parte de la torre y el ábside, queriendo anunciar a sus visitantes lo que fue y transmitir la importante historia de una localidad de más de 1000 años, abandonada por un desprendimiento de tierras a mediados del siglo pasado, además de las dificultades de acceso. El resto de las ruinas de las viviendas son inaccesibles debido a la espesa vegetación.
Continuamos la ascensión cruzando el barranco de Salinas para virar hacia el este en busca de la OSQUETA. Varias lazadas sirven para disminuir la pendiente, aprovechando sus rellanos, cuando desaparece la tupida vegetación de pino y carrasca, para observar el paisaje que dejamos atrás, con unos primeros planos de la Foz y atisbar en el horizonte las nevadas cumbres pirenaicas.
La OSQUETA.1175 m. 11,05 h. Al abrigo de uno de los farallones y orientados hacia sur, al calor del sol, realizamos un merecido alto en el camino para almorzar. Desde este punto las vistas de Peña Rueba, Punta Común, Mallos de Agüero y sus formaciones paralelas de los Manzargos no desmerecen las imágenes vistas en la ascensión.
Casi medía hora después, 11,30 h, retomamos la marcha con una variación sobre el recorrido inicialmente previsto. La excelente jornada con un día espléndido nos anima, aunque nos alargue el horario de llegada, a ascender a Punta Saosa (1283 m.), parte más alta del farallón éste y dónde está instalada una cabaña de madera como punto de observación. Los 100 m. de altitud que nos separan resultan entretenidos, con una pequeña trepada en su parte intermedia que obliga a buscar apoyos y un pasamanos para superar la pendiente final.
12,10 h.Todo el grupo no cabe en la cima, así que cuando unos bajan otros suben, nos cruzamos unos y otros en las cadenas. Sorprendemos a Mateo, marido de Pilar Viejo, en su recorrido en BTT, no esperaba nuestra improvisada visita.
A pesar de que las vistas a las dos vertientes son inmejorables, no podemos permanecer mucho tiempo. Todavía nos restan 8 kms. hasta Agüero y conviene ir ligero para no llegar excesivamente tarde. Las prisas no nos impiden esconder la bici de Mateo y gastarle una pequeña broma.
Caminaremos por pista dirección a la Collada de Rasiello, donde nos encontramos a un par de cazadores que a nuestra pregunta nos indican, mientras recogen los perros, que no está siendo hasta ahora una buena jornada.
13,10 h. En Collado Picha (1079 m) abandonamos la pista y seguimos por senda prácticamente los últimos 5,6 km. que nos separan de Agüero. El descenso, no muy pronunciado, lo realizamos por una desvestida media ladera del Cerro Sancerola donde predominan yerbajos y matorral.
Medio grupo, separado del primero, sigue al perder el contacto precedente una trocha errónea que les obliga a improvisar y buscar por unas pequeñas fajanas abandonadas el trazado correcto. Añade un poco de picante a la excursión.
El grupo casi marca una distancia, entre primero y último, de 1 km., sobretodo cuando la senda se hace estrecha y se camina de uno a uno.
En las mallatas de Blasico nos adentramos de nuevo en zona de arbolado. Chopos, carrascas, encinas y pinos nos acompañan a ambos lados de una senda empedrada revestida de muros de piedra que todavía aguantan las embestidas del tiempo y que servían para separar las propiedades; cuanto trabajo y terrenos baldíos.
14,20h. Cruzamos el barranco de Castillo Mango, alimentado por otros arroyos laterales de menor importancia, y ascendemos ligeramente por la otra vertiente unos metros que nos permiten observar las erosiones con precisión las formaciones kársticas de las laderas de la otra orilla.
14,30 h. Un paso estrecho nos sitúa en una sorprendente cueva (El Forat) dónde es inevitable perder unos minutos en fotos individuales y de grupo.
Desde aquí, debido a la cercanía del destino, se pierde la disciplina de grupo y prima el llegar pronto al camping para saciar la sed entre otras cosas. En el descenso hemos avisado para que el arroz de la paella esté en su punto a la llegada. Aún así, hay quien se entretiene degustando los madroños, están en su apogeo.
15 h. Camping. Cervezas a destajo antes de degustar una excelente paella. Ubicados en tres espacios por falta de sitio para ubicarnos todos juntos, ha sido un excelente fin de fiesta.
61 caminantes, entre ellos una benjamina de 12 años, Baldesca, y un abuelete de 76, Luís, y 67 comensales. Gracias a todos y nos vemos en diciembre en el último reto junto al Belén.
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