Placa Don Bosco
VILLALANGUA
. Salinas Viejo, Osqueta, Pardina
Farrihuelo, Placa DON BOSCO , Pardina Ferrera y Villalangua. 7-1-2018.
M.Dolores, Angelines,
M. Carmen Santos, M.Carmen Galindo, Encarna, Marcos, Manolo, Victor, Tomás,
Andrés, Rubén, Niko, Oscar, Josico, Javier Pardo, Javier Cruchaga y Antonio.
Eran las 9 en punto de la mañana cuando comenzábamos a caminar desde el mirador de Villalangua, mañana templada, no muy fría pese a las previsiones metereológicas, y a las nevadas generalizadas por buena parte de España, incluida nuestra región vecina de Navarra. Somos conscientes de que anuncian agua por la Sierra, pero no mucha cantidad, así que abrigados con guantes, buff, chubasqueros y paraguas en mano cruzamos el río Arnabón que baja con bastante agua teñida de barro. Esperamos que no lleve tanta agua en la Javierada que ya tenemos en puertas.
Tan apenas llevamos 500 ms. de ascensión que tenemos que parar a quitarnos una capa de ropa. La barranquera que baña las margas arrastra piedras y barro de su base, contribuyendo a dar forma a las erosionadas laderas. La cantidad de agua que baja por el Barranco “Salau” nos hace suponer que veremos la cascada de Salinas Viejo en su apogeo y no tan seca como las últimas ocasiones que la he visitado. El propio camino, es invadido en algún tramo por el agua desbordada de las pequeñas acequias que llevan agua a las fajas enfrente de Villalangua.
La foz de Salinas siempre impresiona, la estrechez del mismo y las paredes verticales que surgen del propio barranco generan sensaciones de admiración por el entorno. En lo más alto de las moles, los buitres aprovechan la altura para lanzarse en sus vuelos ascendentes unos y otros aprovechan la brisa para extender sus alas y ponerlas a secar.
Llegamos a la cascada (9,35 h), a medida que nos acercabamos aumentaba nuestra expectación, especialmente de los que visitan el lugar por primera vez, son la mayoría del grupo. No faltan fotos, con todos, en pareja, individuales…...pero tenemos que seguir, nos esperan más sorpresas.
Después de superar en un llevadero zig-zag la cascada, una dura pendiente nos acerca a la abandonada (9,59 h) y derruida Iglesia de la Magdalena, primer edificio que nos indica que estamos en el antiguo Salinas, abandonado desde 1950 por un corrimiento de tierras que destruyó la gran parte de las viviendas.[1] Nos adentramos con precaución en la iglesia para observar lo poco que queda en pie, después de una breve charla de Cru sobre el lugar continuamos nuestra ascensión hacia la Osqueta, sin prisa pero sin pausa. Totalmente visible desde esta posición, observamos como la niebla va invadiéndola por momentos.
Cruzamos las antiguas fajas de cultivo dejando atrás las ruinas del poblado, y cruzamos el barranco justo debajo del pico de San Edón. Desde este punto la senda asciende a la sombre de bojes y pinos en una larga diagonal hasta la Osqueta. Algunas lazadas rompen la monotonía del camino ayudándonos a superar los casi 200 m. que nos restan hasta la doble V.
10,45 h. La Osqueta. Se levanta una ventisquera acompañada de granizo que nos obliga a abrigarnos de nuevo y sacar chubasqueros y paraguas. Tan apenas unos minutos para pertrecharnos bien y continuar por la cara sur de la Sierra al abrigo de la raya que forman las crestas. Una ligera niebla nos impide divisar por momentos la profundidad del valle. Entre granizo y copos de nieve cambiamos de orientación por debajo de las puntas del Galocho, seguimos por una senda mal trazada hasta llegar hasta un corral abandonado. En este punto, nuestro excelente guía, buen conocedor del medio, tras pensar si seguir la pista ascendente, más corta, o descendente un poco más larga pero más segura al estar más protegida de niebla y ventisca, se decide, muy acertadamente, por esta opción. Descendemos por ella hasta una pequeña explanada donde gira a nuestra izda para salvar la Collada de Fuencalderas, nosotros seguimos la traza, casi rectos, en un corto tramo en descenso de tan apenas 200 m., seguimos después hacia el oeste en suave diagonal ascendente a buscar el corral de Farrihuelo. Desde lo alto, disipada la niebla, y con la apertura de algún claro, observamos el viejo camino que hemos abandonado hace un momento y que pisamos en este tramo en la Javierada hasta el barranco de la Reacuba cuando venimos de San Felices por el Corral de Artaso.
La senda, bastante embarrada, no ofrece ninguna dificultad, siguiendo sus marcas nos lleva a tramos sobradamente conocidos y al Corral de Farrihuelo, al que hoy debemos de estar muy agradecidos. Cuando llegamos las últimas unidades del grupo (12,16 h.) y penetramos en la cabaña el fuego de la chimenea casi ha prendido gracias a los primeros.
Al calor de la chimenea, que aprovechamos para secar alguna prenda, almorzamos y comemos, damos buena cuenta de la bota, chocolate caliente y cafés, algún sorbo de esta oscura y agradecida bebida amerada con algunas gotas de whisky o buen orujo, hoy apetece más que nunca en esta mañana fría. Después de firmar en el libro expresando nuestro agradecimiento y dejar un donativo, emprendemos la marcha justo 1 hora después. Hay que dar gracias, como muchas veces, a la Divina Providencia por este regalo y por la elección del momento del chaparrón que ha caido estando en el refugio.
En tan apenas 15 minutos llegamos a nuestro objetivo, el mirador de la Sierra de Santo Domingo, donde buscamos el mejor punto para reponer la placa de DON BOSCO. Al abrigo de una peña y en la cara sur, a 1210 m., encontramos un lugar idóneo que nos permitirá en la peregrinación situarnos todo el grupo sin mayor problema para la oración. Muchísimas gracias Niko por tu generosa y perfecta elaboración de la placa. Una vez instalada y después de una breve oración que inicia Cru iniciamos el descenso por el Portillo Molinero hacía Pardina Ferrera.
Son las 14 h. cuando nos adentramos por una bonita senda protegida por pinos, bojes, acebos y por un vistoso y frondoso hayedo que nos aproxima en tan apenas 15 minutos hasta un espacio abierto donde hay una generosa fuente. Aquí un cartel indica el retorno por otra senda hacía Fuencalderas y hacía Peña Canto. A partir de este punto la traza casi se pierde, se intuye por donde sigue el descenso, pero afortunadamente Cru no tiene mayor problema para orientarse. Así seguimos por una zona mucho más vestida que nos acerca al barranco que recoge el agua de la fuente anterior, de la Ralla de las Paletas y de Sierra de Faja Alta. Unos mojones nos reafirman en la buena dirección. A partir de aquí comenzará la aventura y la emoción que supone cruzar y volver a cruzar el barranco, produciéndose en los pasos más complicados mojaduras y chapuzones. Nada de importancia que luego no suponga comentarios anecdóticos y ralentizar un poco más el descenso por evitar los obstáculos. Casi todos, de una manera u otra, tocamos agua.
A las 15,40 llegamos a Pardina de Ferrera, cerrada a cal y canto por ausencia de sus moradores, auxiliadores nuestros en otras Javieradas. Un poco de chocolate y seguimos, esta vez por la pista, hacia Villalangua. La perreta de la finca, que nos recibe con tímidos ladridos al llegar, nos acompaña. Abrimos y cerramos la puerta que limita los terrenos de la propiedad y seguimos a buen paso, todos en grupo salvo pequeños retrasos para atender necesidades. No evitamos tomar algún pequeño alcorce para evitar un par de curvas de la pista, así llegamos enseguida a las instalaciones abandonadas de un antiguo campamento de verano, son las 16,25 h. La pista se hace monótona, pero china chano cuando nos damos cuenta estamos de nuevo a la orilla del Arnabón, punto conocido de los Javieres. Cruzamos por el puente el río y en apenas 15 minutos estamos de nuevo en el parking, a la entrada del pueblo, punto final de esta excelente y aventurera jornada. Son las 17 h.
FOTOS de la JORNADA.
"DESPOBLADOS EN HUESCA: SALINAS
VIEJO." 11 abr.. 2010, http://www.despobladosenhuesca.com/2010/04/salinas-viejo.html. Eran las 9 en punto de la mañana cuando comenzábamos a caminar desde el mirador de Villalangua, mañana templada, no muy fría pese a las previsiones metereológicas, y a las nevadas generalizadas por buena parte de España, incluida nuestra región vecina de Navarra. Somos conscientes de que anuncian agua por la Sierra, pero no mucha cantidad, así que abrigados con guantes, buff, chubasqueros y paraguas en mano cruzamos el río Arnabón que baja con bastante agua teñida de barro. Esperamos que no lleve tanta agua en la Javierada que ya tenemos en puertas.
La foz de Salinas siempre impresiona, la estrechez del mismo y las paredes verticales que surgen del propio barranco generan sensaciones de admiración por el entorno. En lo más alto de las moles, los buitres aprovechan la altura para lanzarse en sus vuelos ascendentes unos y otros aprovechan la brisa para extender sus alas y ponerlas a secar.
Llegamos a la cascada (9,35 h), a medida que nos acercabamos aumentaba nuestra expectación, especialmente de los que visitan el lugar por primera vez, son la mayoría del grupo. No faltan fotos, con todos, en pareja, individuales…...pero tenemos que seguir, nos esperan más sorpresas.
Después de superar en un llevadero zig-zag la cascada, una dura pendiente nos acerca a la abandonada (9,59 h) y derruida Iglesia de la Magdalena, primer edificio que nos indica que estamos en el antiguo Salinas, abandonado desde 1950 por un corrimiento de tierras que destruyó la gran parte de las viviendas.[1] Nos adentramos con precaución en la iglesia para observar lo poco que queda en pie, después de una breve charla de Cru sobre el lugar continuamos nuestra ascensión hacia la Osqueta, sin prisa pero sin pausa. Totalmente visible desde esta posición, observamos como la niebla va invadiéndola por momentos.
Cruzamos las antiguas fajas de cultivo dejando atrás las ruinas del poblado, y cruzamos el barranco justo debajo del pico de San Edón. Desde este punto la senda asciende a la sombre de bojes y pinos en una larga diagonal hasta la Osqueta. Algunas lazadas rompen la monotonía del camino ayudándonos a superar los casi 200 m. que nos restan hasta la doble V.
10,45 h. La Osqueta. Se levanta una ventisquera acompañada de granizo que nos obliga a abrigarnos de nuevo y sacar chubasqueros y paraguas. Tan apenas unos minutos para pertrecharnos bien y continuar por la cara sur de la Sierra al abrigo de la raya que forman las crestas. Una ligera niebla nos impide divisar por momentos la profundidad del valle. Entre granizo y copos de nieve cambiamos de orientación por debajo de las puntas del Galocho, seguimos por una senda mal trazada hasta llegar hasta un corral abandonado. En este punto, nuestro excelente guía, buen conocedor del medio, tras pensar si seguir la pista ascendente, más corta, o descendente un poco más larga pero más segura al estar más protegida de niebla y ventisca, se decide, muy acertadamente, por esta opción. Descendemos por ella hasta una pequeña explanada donde gira a nuestra izda para salvar la Collada de Fuencalderas, nosotros seguimos la traza, casi rectos, en un corto tramo en descenso de tan apenas 200 m., seguimos después hacia el oeste en suave diagonal ascendente a buscar el corral de Farrihuelo. Desde lo alto, disipada la niebla, y con la apertura de algún claro, observamos el viejo camino que hemos abandonado hace un momento y que pisamos en este tramo en la Javierada hasta el barranco de la Reacuba cuando venimos de San Felices por el Corral de Artaso.
La senda, bastante embarrada, no ofrece ninguna dificultad, siguiendo sus marcas nos lleva a tramos sobradamente conocidos y al Corral de Farrihuelo, al que hoy debemos de estar muy agradecidos. Cuando llegamos las últimas unidades del grupo (12,16 h.) y penetramos en la cabaña el fuego de la chimenea casi ha prendido gracias a los primeros.
Al calor de la chimenea, que aprovechamos para secar alguna prenda, almorzamos y comemos, damos buena cuenta de la bota, chocolate caliente y cafés, algún sorbo de esta oscura y agradecida bebida amerada con algunas gotas de whisky o buen orujo, hoy apetece más que nunca en esta mañana fría. Después de firmar en el libro expresando nuestro agradecimiento y dejar un donativo, emprendemos la marcha justo 1 hora después. Hay que dar gracias, como muchas veces, a la Divina Providencia por este regalo y por la elección del momento del chaparrón que ha caido estando en el refugio.
En tan apenas 15 minutos llegamos a nuestro objetivo, el mirador de la Sierra de Santo Domingo, donde buscamos el mejor punto para reponer la placa de DON BOSCO. Al abrigo de una peña y en la cara sur, a 1210 m., encontramos un lugar idóneo que nos permitirá en la peregrinación situarnos todo el grupo sin mayor problema para la oración. Muchísimas gracias Niko por tu generosa y perfecta elaboración de la placa. Una vez instalada y después de una breve oración que inicia Cru iniciamos el descenso por el Portillo Molinero hacía Pardina Ferrera.
Son las 14 h. cuando nos adentramos por una bonita senda protegida por pinos, bojes, acebos y por un vistoso y frondoso hayedo que nos aproxima en tan apenas 15 minutos hasta un espacio abierto donde hay una generosa fuente. Aquí un cartel indica el retorno por otra senda hacía Fuencalderas y hacía Peña Canto. A partir de este punto la traza casi se pierde, se intuye por donde sigue el descenso, pero afortunadamente Cru no tiene mayor problema para orientarse. Así seguimos por una zona mucho más vestida que nos acerca al barranco que recoge el agua de la fuente anterior, de la Ralla de las Paletas y de Sierra de Faja Alta. Unos mojones nos reafirman en la buena dirección. A partir de aquí comenzará la aventura y la emoción que supone cruzar y volver a cruzar el barranco, produciéndose en los pasos más complicados mojaduras y chapuzones. Nada de importancia que luego no suponga comentarios anecdóticos y ralentizar un poco más el descenso por evitar los obstáculos. Casi todos, de una manera u otra, tocamos agua.
FOTOS de la JORNADA.
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