Perdiguero - 5 de octubre de 2016
FOTOS de la jornada.
7,20 H. Después del madrugón
(5,30 h salida de Huesca) y una leve parada en Graus a tomar café, a las 7,20
h. iniciamos el recorrido a 1650 m. altitud desde un pequeño parking situado
unos pocos metros antes del puente que cruza el barranco de Lliterola, punto
final también de nuestro recorrido circular.
La luz de la luna nos facilita la
visión sin tener que encender los frontales al caminar por la calzada hasta el
final de la A-139, justo encima de los Llanos del hospital. Una vez en el
parking, casi al inicio, a ntra. izda., parte la senda, bien señalizada, que
nos llevará a nuestro objetivo por el barranco de Remuñé.
Son las 7,50 h. cuando comenzamos
la ascensión. La senda comienza en zig-zag tomando enseguida altura, después
superada la primera pendiente continua en diagonal, siempre a la derecha del
barranco, orientada a nuestro objetivo. Bien señalizada por la propia huella
del camino y por los hitos continuos que encontramos no tendría pérdida por lo
previsible del trazado.
La senda se aplana a la altura de
la Pleta d'es Capellans, donde se alterna con ligeras subidas sin apenas
dificultad. Así llegamos, encorriéndonos la niebla por la espalda que asciende
desde el valle, hasta el desvío que se dirige, cruzando el rio por un
"nuevo" puente de madera, al Ibons de Remuñé. Nosotros continuamos la
senda rectos, por un pequeño prado donde las pisadas han marcado pasillo en la
superficie herbácea. Atravesamos una
zona de cantos sueltos de color terroso que alternan con otros blancos, creando
unos bonitos contrastes con el todavía verde de los pastos. Antes de
abandonar la "pleta" unas
piedras de buen tamaño con unas inscripciones señalan un desvío hacia el"Boon"
y la "plana", nosotros seguimos sin desviarnos, firmes hacía nuestro
objetivo, ya superados los primeros 400 m. de desnivel. Otra inscripción de color azul en una piedra nos marca nuestro camino hacia
el "portal". Unos metros más adelante otro puente de madera sirve
para cruzar el barranco a la senda que retorna de los Ibons de Remuñé.
A las 9,30 h. comenzamos a
superar el salto que forma el barranco
por una zona que discurre encajonado, obligándonos a cruzarlo y alternándolo a dcha. e izda. para
poder salvar el mayor desnivel, ayudándonos en algún momento con las manos.
Superada esta pequeña dificultad nos encontramos con las bonitas vistas que nos
proporciona la "forca de ramuñé", un pequeño prado que recoge las
primeras correntías que forman el barranco nos da la bienvenida. El color verde
de la hierba se alternan con otros corros que amarillean, seguramente por
la falta de precipitaciones, que
mezclados con el blanco de las rocas del circo, el azul de las aguas casi
estancadas y los bancos de niebla que se acumulan en las cimas nos proporcionan
unas muy bonitas imágenes que intentamos plasmar en los móviles.
Dejamos el barranco a ntra.
derecha y proseguimos la ascensión que, a partir de este punto, se hace mucho
más dura, con mayor verticalidad. La senda avanza con continuas lazadas por
terreno muy pedregoso, superando en pocos metros 300 m. de desnivel. Dejamos a
ntra. izda. la Tuca de Ramuñé,
llamándonos la atención los colores verdosos que cubren en una buena
parte su pared vertical.
10,30 h. Paramos a almorzar
aprovechando que la niebla alta nos da un respiro y nos deja disfrutar de los
rayos de sol. Sigue la verticalidad de la ascensión que discurre por bloques
enormes de piedra caliza erosionados por el agua que las recorrerán torrencialmente
cuando haya precipitaciones. Tenemos que esforzarnos y realizar alguna parada
intermedia para tomar aire. Cuando se suaviza este tramo, estamos
aproximadamente a 2800 m. altitud, nos encontramos con una pareja, Luca y José
Luís, que nos acompañarán durante el resto del recorrido, cambiando nuestra
intención inicial de afrontar solamente la cima del Perdiguero.
Nuestro objetivo ya hace rato que
lo tenemos a la vista, mostrándonos la verticalidad de su cara norte. Mucho más
visible cuando superamos el paso elevado que forman la Tuca y el Tusse de
Ramuñé, contemplando también sorpresivos por su belleza la foto de cuadro que
crean el Ibón de Lliterola y el circo que forman Perdiguero, Picos de Crabiules
y Tusse de Ramuñé.
Dejamos el ibón a ntra. izda. y
ligeramente elevados sobre el mismo, sin llegar a descender a su nivel, nos
dirigimos por los ibones superiores,
cruzándolos, hacia la Collada de Lliterola, punto elegido para, cresteando por
los tres miles que forman parte del circo, llegar hasta nuestro objetivo final,
el Perdiguero.
A las 12,30 h. hemos superado el
collado (2981 m.), excelente punto de observación del "lac del
Portillón". A medida que vamos ganando más altura, ascendiendo por las
crestas, las vistas van siendo más espectaculares, ampliando nuestro horizonte
y surgiendo nuevos objetivos, así podemos observar con total precisión el
refugio francés situado junto al lago.
Tenemos que prestar mucha
atención, utilizando las manos casi continuamente por necesidad y para una mayor seguridad, utilizando el
trasero en algún punto por su verticalidad a ambas caras de la cresta y mayor
grado de dificultad.
Superadas la Agua de Lliterola
(3028 m.), Punta de Lliterola (3132 m.), Pico Royo (3121 m.) con la piedra de color rojizo que señala su
nombre, y la Tuca de Lliterola (3095 m.) como penúltima dificultad, estamos a
las 14,30 h. a los pies de nuestro objetivo, solo 169 m. de desnivel nos
separan de la cima. Para superarlos seguimos el trazado de cantos sueltos
bastante vertical que discurre por la dcha. de la cresta, obligándonos su
pendiente a realizar ligeras paradas que
aprovechamos para observar el paisaje, especialmente el más cercano como el
pequeño glaciar que forman La Tuca del Portillón de O, Sellán de la Baca y Pic
de Audoubert, que tenemos casi en frente. Los cantos rodados nos obligan
también a utilizar las manos en algún momento y prestar atención a nuestros
pasos para esquivar las piedras sueltas y evitar caídas o desprendimientos.
15h. OBJETIVO CUMPLIDO. Después
de felicitarnos los cinco por el logro
conseguido, cima inédita para todos, aprovechamos la suerte del día hasta ahora
para dar gusto a los sentidos y disfrutar del panorama que tenemos por los
cuatro costados. La presencia de una montañero francés nos permite realizar
instantáneas del grupo. Los Javieres nos hacemos también varias fotos junto a
una piedra inscrita con el nombre de TINO, rindiéndole homenaje a nuestro amigo y compañero,
deseándole también una rápida recuperación.
15,35 h. La niebla asciende
deprisa desde la cara sur, moviéndose
con rapidez y ocultando al sol, circunstancia que hace bajar la temperatura
varios grados y haciendo desagradable la permanencia en la cima. Hemos tenido tiempo suficiente para
disfrutarla, así que, con buen criterio, decidimos iniciar el descenso
dirección al barranco de Lliterola, pero antes aún hoyamos de nuevo el último
3000 de nuestro recorrido, la Fita de Perdiguero (3171 m.).
Después de crestear durante unos
cientos de metros, el descenso prosigue
muy en vertical por una superficie de losas y cantos de piedra
degradados, así hasta prácticamente el inicio del barranco, por cuyo trazado
decidimos continuar el barranco, dejando a nuestra derecha el trazado más
transitado. La falta de marcas en algún caso o la presencia de varias que marcan
distintas alternativas hacen que seamos anárquicos y nos rijamos por nuestra
intuición, por otra parte previsible y sin lugar a confusión.
Una vez alcanzado el barrando de
nuevo los hitos hacen acto de presencia, reafirmando lo acertado de nuestra elección.
Todavía vemos nieve que evitamos pisar
en una zona sombría del barranco, llamándonos también la atención varias
formaciones rocosas por sus formas y una franja de mármol que recorre
incrustada durante unos metros los bloques de granito, recordándonos las líneas
blancas del asfalto.
Varios destrepes nos obligan a
ayudarnos con manos y trasero hasta alcanzar la Pleta del Ibonet de Lliterola
(2390 m. ). Aquí las rocas han dejado paso a pastos que alternan con piedras
sueltas que alguien ha aprovechado para unos improvisados vivac. Hemos
descendido 830 m. en apenas hora y media. El reflejo de la luz, con sus
destellos en la superficie del ibón, permite realizar unas bonitas
instantáneas. Superamos el Ibón por ntra. izda., salvando una pequeña cota que
nos lleva de nuevo a los 2500 m, reanudando, desde este punto, un continuo descenso que discurre a la izda.
del barranco por superficie herbácea. Ricos pastos que habrán servido de
alimento estos últimos meses. La senda
bien señalizada por marcas y por la traza abierta entre los pastos no permite ninguna confusión.
El barranco, seco por momentos,
desciende con más verticalidad que nuestro camino por las continuas lazadas
hasta la altura de la Plana de la Cabaña
del Forcallo, que podemos observar desde lo alto de nuestro recorrido.
Sobrepasado este tramo de nuevo el descenso aumenta en inclinación, ayudando
los zig-zag obligados de la senda a
superar el L'Amorriadó.
A las 18,30 h. llegamos a la
Cabaña del Llosero, adentrándonos para finalizar nuestro descenso en una zona
boscosa de pinos y abeto viejo, llamándonos la atención el primero que
encontramos, totalmente seco salvo en una de sus ramas, como si ésta nos
quisiera señalar el camino. Unas suaves lazadas más nos llevan al asfalto,
punto final de nuestro recorrido. Son las 18,45 h.
22 km. de recorrido y aprox. 2000
m. de desnivel acumulado.
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