CRÓNICA EXCURSION AL MONCAYO - PEÑAS DE HERRERA 18-10-2015

lunes, noviembre 02, 2015 0 Comentarios


CRÓNICA

EXCURSION AL MONCAYO - PEÑAS DE HERRERA 18-10-2015


Con un ligero retraso, 5,10 h., partíamos desde Salesianos el grupo de 23 personas con intención de hacer cima en el Moncayo (Peña San Miguel) y recorrer su sierra terminando en las Peñas de Herrera, encima de la localidad de Talamantes.  Lástima de las bajas de última hora de Encarna, Niko y Enrique, que por distintos motivos no nos han podido acompañar.

El suelo mojado y la ausencia de estrellas, cubiertas por las nubes, nos hacían pensar que pese a las previsiones la lluvia nos acompañaría, por lo menos al inicio de la ruta. La niebla también hacia acto de presencia en el recorrido, al principio intermitentemente y mas constante en el Somontano, a las faldas del Moncayo. Afortunadamente desaparecería en las partes altas, en los últimos kms. de aproximación al Santuario. 

Antes de tomar la autopista, dirección Logroño, paramos en la rotonda de la MAZ a recoger a M. Dolores. En la salida de Gallur tomamos dirección Soria. La conversación hace el trayecto corto, a los pies del puerto de "lanzas agudas" está el desvío a Vera del Moncayo, atravesamos la localidad, dejando a la derecha la crta. que lleva a los pueblos del somontano, Trasmoz, Litago, Lituénigo y San Martín, a poco menos de 2 km. el Monasterio de Veruela nos marca el desvío hacia el Santuario. La obscuridad de la noche y los bancos de niebla no nos dejan disfrutar del colorido otoñal del paisaje , robles, encinas, acebos, hayedos, abedules y la gran variedad de pinos que nos marcan el camino. Desde Agramonte, debido a la mayor presencia hayera y a la estrechez de la calzada, los contrastes de color se hacían mas notorios. Las ramas altas invadían nuestro recorrido cubriendo la calzada y el aire hacía que depositasen sus hojas en el suelo, formando un manto de distintas tonalidades que podíamos apreciar los que ocupábamos las plazas delanteras. La pericia y profesionalidad de Pedro, nuestro conductor, nos deja a las 7,30 h. en el parking del Santuario (Edificio emplazado bajo una peña en el Parque Natural de la Dehesa del Moncayo. En su interior se encuentra la imagen de la Virgen de la Peña Negra o del Moncayo, que según se cuenta se le apareció en este lugar a un pastor. El Santuario aparece mencionado por primera vez en el siglo XIII, cuando el obispo de Tarazona dona al monasterio de Veruela la ermita y el albergue de caminantes. Este albergue ha sido reformado y en la actualidad es una casa-hospedería con restaurante).
Nada mas bajar del bus nos tenemos que abrigar, nuestro querido y muchas veces denostado cierzo aquí arriba sopla con bastante más fuerza. Estamos a 1.600 mts. A las 7,45 h., bien pertrechados, comenzamos la ascensión por la vía del "collado Castilla", daremos la vuelta a la cima para afrontarla por tierras sorianas.


 El inicio de la senda, no muy bien marcada, comienza en el parking. La primera media hora del recorrido vamos zigzagueando  entre pinos y hayas, protegiéndonos del aire. El desnivel inicial hace que enseguida nos vaya molestando el exceso de ropa. A pesar de ser zona setera, ni rastro de ellas, tampoco hacemos intención de desviarnos de la senda por efectuar una búsqueda más exhaustiva, hoy no es el objetivo. Una vez abandonado el tramo boscoso, se alternan los pinos con piedra suelta, tenemos que tener especial cuidado para no resbalar, están resbaladizas como consecuencia de la lluvia de la noche anterior. Cuando tan apenas llevamos un ciento de metros de hoyar piedra, las suelas de las botas de Lourdes deciden a la par no continuar, como si se hubiesen puesto de acuerdo para desprenderse y dejarlas sin la base fundamental para continuar la marcha. Han muerto caminando, un gran honor pero en un mal momento, sin suelas imposible continuar. Sin repuesto en la mochila, Lourdes nos tiene que abandonar, su hermana Pili decide también darse la vuelta con ella. Oscar, gentilmente, les deja su móvil para poder estar comunicados y poder llamar al bus, como así harán para que suba a buscarlas. Tenían ambas mucha ilusión por subir, lástima, pero al año que viene habrá otra oportunidad, seguro. 




Nubes altas y un mar de niebla en el fondo nos deleitan el camino, impidiéndonos por otra parte ver los pueblos del valle y la presa de los Fayos. Escasamente se atisban, en esta vertiente, las torres del castillo de Vozmediano, localidad soriana donde nace el rio Queiles, afluente del Ebro en Tudela (Mana constantemente de una manera espectacular, explosiva, ruidosa, a borbotones a traves de una cueva. Por todo ello el entorno es de un paisaje maravilloso, con un camino que sale desde el centro del caserío y desde el cual  se ve el castillo.Las aguas de la vertiente soriana del Moncayo y de las sierras del tabladoy del Toranzo afloran en el nacimiento del Queiles. Es el manantial más destacable conocido como fuente Vauciasiana de donde sale la enorme cantidad de agua. Unos mil quinientos litros de agua por segundo. Esto sucede de repente. Es un manantial transparente y con muchísima fuerza esta destacado como el mas espectacular de Europa, con respecto al flujo de litros.)




Vamos alternando, todavía por la cara oeste, tramos de piedra y cantos sueltos. Las ruinas ala izda. del camino  de una caseta de piedra, sin techo, me llaman la atención. En su interior restos de fuselaje de una avioneta, seguramente colocados allí deliberadamente para servir de suelo en alguna pernoctación. Me hace recordar que en esta zona se han estrellado en el pasado dos aviones de guerra americanos y una avioneta (http://www.heraldo.es/noticias/aragon/comarcas/2014/11/12/una_placa_recuerda_los_fallecidosen_los_accidentes_aereos_del_moncayo_321568_304.html).





Un poco antes de la  intersección con la senda que sube de Vozmediano, que nos hace efectuar un giro de 90º para encarar el collado de castilla, atravesamos una zona boscosa con un caos de  pinos rotos que nos hacen abandonar la senda subiendo y bajando para sortearlos. La ascensión desde la intersección hacia el collado ya es seria, paso lento, corto y en fila india. La senda, casi recta, y en vertical discurre a la derecha de la última zona boscosa que hemos abandonado, entre arizones, gramíneas y enebros enanos. A las 9,30 h. estamos en el collado, 1950 mts, volvemos a notar el cierzo y la niebla húmeda, ésta se mueve con rapidez avivada por el viento. Nuevamente nos abrigamos para encarar el tramo mas duro, los últimos 400 mts. que nos restan de ascensión. Cinco minutos y abandonamos el collado sin poder ver tierras sorianas, Ólvega, Ágreda, Cuevas de Ágreda, ni la cima de Peña Negrilla que queda a nuestra derecha (2117 mts.). 


 

Nos encaramos hacia la falda sur, desde aquí hasta la cima la senda discurre en zig-zag  por tramos de piedras sueltas no muy bien marcada, esto hace que  en ocasiones tengamos que adivinar por donde discurre. Los hitos, bastante escasos y dispersos, semiocultos en esta ocasión por la niebla, nos hacen prestar más atención, no obstante no hay problema de pérdida, el objetivo y la cima son evidentes. El grupo se dispersa, la niebla impide también ver a las primeras unidades que ascienden con mayor rapidez, Cru, Lolo, Javier, Oscar y Miguel. El resto vamos ascendiendo mas despacio, pero sin parar. La niebla nos empapa como si estuviese lloviendo. China, chano, ni niebla ni aire impiden que  a las 10,25 h.las últimas unidades del grupo hagamos cima, no sin antes pararnos en la piedra tallada con parte de la poesía al Moncayo de A. Machado (¿Tienen los viejos olmos algunas hojas nuevas? Aún las acacias estarán desnudas y nevados los montes de las sierras. ¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa, allá, en el cielo de Aragón, tan bella!)


                                                                                                                                                              Con   todo puesto, no sobra nada, y al abrigo de las trincheras preparadas para sortear el cierzo, almorzamos y procuramos entrar en calor, algunos ayudados por la bota de vino, a la que tendremos que rendir homenaje algún día. Los pelos mojados y los semblantes del rostro eran fiel reflejo de la climatología. El intercambio de viandas no falta, como siempre. Damos casi todos buena cuenta de la torta de la abuela de Lolo.

 



Tan apenas media hora después, sin poder disfrutar de las vistas, reiniciábamos la marcha. Nos hubiese gustado observar Pirineos y nuestra Sierra de Guara, desde donde tantas veces hemos divisado donde ahora estamos, nos quedamos con las ganas, otra vez será. Foto de grupo junto al pedestal de ntra. Virgen del Pilar. Estamos solos, así que Miguel tiene que utilizar el automático para salir todos.

 

Abandonamos la cima de SAN MIGUEL y comenzamos el descenso por la senda tradicional, dirección este, hacia nuestro siguiente objetivo, las Peñas de Herrera. Iremos cresteando hasta iniciar la bajada mas marcada y pronunciada  a partir del cerro de lobera, antes nos encontraremos en el camino otras dos pequeñas tachuelas  sin apenas dificultad. La primera el  Cerro de San Juan, al que accedemos casi sin enterarnos, situado a 2279 mts. pocos metros antes de la senda que nos llevaría, entre los antiguos circos glaciares  de San Miguel y San Gaudioso, al Santuario. La visibilidad aquí sigue siendo nula a mas de 100 mts., seguimos sin poder divisar el horizonte. En el Cerro de Morca, 2272 mts., al que llegamos a las 11,30 h., la visibilidad hacia el norte mejora considerablemente, podemos observar el valle, con los bancos de niebla pegados todavía en el fondo ocultando sus poblaciones. Un muro artificial de aprox. 1 metro de alto en lo alto del cerro sobresale exageradamente marcando el comienzo del circo al que da nombre el cerro. Desde aquí recuperamos el horizonte y las vistas que la niebla intermitente nos permite observar son espectaculares.
Un ligero descenso, donde tenemos que asegurar los pasos por las piedras sueltas,   nos situará a 2139 mts.,  a los pies del último obstáculo de la Sierra del Moncayo, el Cerro de Lobera. En la ascensión, más pronunciada que las dos anteriores, el grupo se dispersa ligeramente.  Cambiamos la piedra por la tosca y matorrales. Un poste geodésico marca el punto mas alto del cerro, 2226 mts. Aprovechamos su posición para reagruparnos y marcar de nuevo nuestra orientación, otra vez la niebla hace acto de presencia, aquí parte  una senda que lleva  hacia el norte a la pista GR-90-1. Nuestra intención es seguir cresteando en el descenso y tomarla al final del collado, seguiremos dirección este. El rio Huecha, otro rio afluente del Ebro, nace en los barrancos de Morana y Horcajuelo, formados ambos por los dos últimos cerros, el de Morca y Lobera, respectivamente.

 

Son las 12,15 h. cuando comenzamos el descenso definitivo, pendiente suave pero constante. La senda se torna camino por momento, utilizado seguramente por pastores y cazadores. Los pastos predominan sobre tramos de piedra plana y con figuras geométricas. Con la pérdida de altura nos encontramos a nuestra izda. una franja de pino negro, algunos ejemplares nos sorprenden por sus troncos y ramaje retorcidos, seguramente vapuleados por el aire en su crecimiento. La hierba, invadida por chinebros rastreros,  está cada vez mas presente en el descenso. La mitad del descenso lo hacemos con la presencia del sol, hemos dejado la niebla enquistada en las zonas altas. El descenso se culmina a los pies del cabezo del Caiz (1835 mts.), justo en la zona llamada collado del muerto a 1721 mts. Son las 13 h., parada para reagruparnos, bajamos diseminados  en pequeños grupos. Aprovechamos para quitarnos ropa, comer alguna barrita y reponer líquidos, y Bernardo para curarse una pequeña ampolla.
 
                                                                                                                                                Reiniciamos la marcha y el descenso  por la senda/pista que nos indica Cru, dirección norte, buscando la pista por donde discurre el GR-90-1, a la que llegamos en 10 minutos y que seguiremos a nuestra dcha., dirección este, durante aproximadamente 90' hasta los pies de las Peñas de Herrera, donde tenemos previsto comer.
 
A la izda nos llevaría hasta la Fuente del Fraile, punto de partida de la excursión anterior del club. En nuestro camino vamos dejando a nuestra derecha sendas pistas señalizadas que indican Beratón, donde nace el otro  Rio Isuela, éste afluente del Jalón, y Purojosa, esta última justo antes donde nuestro camino gira a la izda. para  bordear el cerro del Morrón (1736 mts.). Una señal nos indica precaución por caza. A nuestra izda. al fondo, justo debajo del cerro de horcajuelo, un pequeño prado con pastos, apriscos y abrevaderos para el ganado.



 El camino se empina ligeramente para después girar a la dcha. y encarar el collado del pájaro, antes una pista a nuestra izda señala dirección Alcalá de Moncayo. Desde aquí ya tenemos, no solo a la vista, las Peñas de Herrera. Descendemos, siguiendo el camino, unos doscientos metros hasta el collado de la estaca, donde un nuevo desvío a la dcha. nos indica Calcena, localidad muy conocida por los senderistas por organizar "la calcenada", prueba de 104 km. que algunos Javieres hemos realizado. Desde aquí 15 minutos nos separan de nuestro objetivo.

 

Nos detenemos  en el collado de la era, 1458 mts., aquí parte la senda hacia Talamantes que discurre a los pies, por la cara oeste, de los dos primeros picos de la Peña, aprovechamos para comer y reponer fuerzas, son ya las 14,50 h. y los estómagos necesitan calorías. Cuando empezamos a compartir viandas con Josico, creía haber extraviado su bocata, aparece en la mochila de Esperanza, ha cargado con el por error desde la paradiña en el collado del muerto.


 

No vamos mal de tiempo, pero a las 15,20 h. levantamos el campamento, Cru quiere que por lo menos  subamos todos el primero de los cuatro picos que forman las Peñas de Herrera, Alto del Picarrón (1591 m.), casi 150 m. de ascensión, no muchos pero después de comer tienen una dificultad añadida, además la pendiente en un primer tramo, que hacemos subiendo la ladera fuera de pista, es bastante pronunciada y nos hace sudar. Aún así, en 10 minutos estamos en la cima disfrutando de las excelentes vistas, al norte ya son visibles los pueblos del valle, Talamantes, Alcalá, Añón, Vera y la sierra de la Ciesma, que nos oculta Tarazona, al este podemos divisar, ahora con claridad el Moncayo y su sierra, dejándonos a la vista casi todo el camino de descenso recorrido, al oeste, mirando  hacía Zaragoza,  Las Peñas de La Tonda y de los Moros, que forman junto con el cerro del Raso, al otro lado, el barranco impresionante de Valdeplata,  y al sur, después de la cuenca del Isuela, la Sierra de la Virgen. Estamos a bastante  menor altura, pero nos vengamos disfrutando de los paisajes que la niebla  nos ha impedido disfrutar desde lo alto del Moncayo. Fotos a destajo hacia los cuatro costados. Los 10 minutos se nos tornan insuficientes, pero tenemos que continuar, nos aguarda otra sorpresa.



Descendemos por la ladera, igual de pronunciada que la subida, con mucha precaución por las piedras sueltas, nos apoyamos pisando  en los arizones y arbustos para nos resbalar, son otros diez minutos que se hacen eternos, nos ha costado el mismo tiempo que la ascensión. Una vez en el collado que separan los dos primeros picos, Cru y 11 más (Miguel, David, Roberto, Oscar, Carlos, Javier, Lolo, Jose Antonio, Ana, M.Dolores y yo) nos animamos a subir el segundo pico, la peña el Camino de 1542 m.. Tenemos que sacar nuestras habilidades escaladoras para superar una pequeña ferrata que salva el tubo de acceso a la cima. Uno detrás de otro, ayudados por la soga colocada para tal fin, superamos la prueba. La dificultad de la subida y bajada nos hacen perder un poco más de tiempo del previsto, pero ha valido la pena, nosotros hemos disfrutado de la aventura y los de abajo seguro han aprovechado la media hora de descanso sobrevenida.


 
 

La reanudación la hacemos por la cara oeste de la Peña, barranco del moro,  cincuenta metros de descenso  hasta acceder a la senda que partía del collado de la Era, donde hemos comido, y que termina en  la localidad de Talamantes. La senda desciende en diagonal por la ladera a buscar el collado entre las peñas tercera y cuarta, Peña el Camino y Peña Enmedio. Desde aquí la senda discurre por la cara este, barranco de valdelinares,  cuatro zig-zags nos hacen descender altura rápidamente salvando una ladera bastante empinada, después un tramo de aprox. 500 mts. da paso a otro zig-zag  más suave que Bernardo y el grupo que le sigue deciden salvar campo a través, un despiste que les sirve de atajo. En una pequeña era, collado de Valdelinares (1119 m), igual nombre que su barranco, abandonamos la senda que nos llevaría a Talamantes y tomamos una pista que nos llevará directamente al Collado de Añón (1009 m.), punto donde hemos quedado con Pedro para recogernos con el bus, pista asfaltada que une Alcalá con Talamantes y que ha sido utilizada en los dos últimos años para etapas de la vuelta ciclista a España. Los primeros, Cru, Javier y Lolo, llegan al punto de encuentro a las 17,40 h., y las últimas unidades once minutos más tarde.
OBJETIVO cumplido. Jornada terminada, espectacular, sin incidentes, donde todo el mundo habrá disfrutado, lástima las suelas del par de botas de Lourdes.

Vamos justos de tiempo, Pedro nos espera apurado por la hora para no pasarse del tacógrafo, así que sin tiempo de echar unas cervezas tranquilamente, ni de cambiarnos, después de dejar las mochilas sin apenas orden en el portón, y despidiendo olor a "rosas", arrancamos camino de Huesca cerca de las 18 h.

Afortunadamente, gracias a  la habilidad de Pedro, apurando los límites de velocidad permitidos,  no encontrar atascos en carretera ni en el cruce de poblaciones, hacen que lleguemos a Huesca a la hora prevista, 19,45 h., sanos y salvos.

Unknown

Club de Montaña Javieres de Huesca.

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