Perdiguero - 5 de octubre de 2016

viernes, octubre 14, 2016 0 Comentarios



FOTOS de la jornada.


7,20 H. Después del madrugón (5,30 h salida de Huesca) y una leve parada en Graus a tomar café, a las 7,20 h. iniciamos el recorrido a 1650 m. altitud desde un pequeño parking situado unos pocos metros antes del puente que cruza el barranco de Lliterola, punto final también de nuestro recorrido circular.
La luz de la luna nos facilita la visión sin tener que encender los frontales al caminar por la calzada hasta el final de la A-139, justo encima de los Llanos del hospital. Una vez en el parking, casi al inicio, a ntra. izda., parte la senda, bien señalizada, que nos llevará a nuestro objetivo por el barranco de Remuñé.
Son las 7,50 h. cuando comenzamos la ascensión. La senda comienza en zig-zag tomando enseguida altura, después superada la primera pendiente continua en diagonal, siempre a la derecha del barranco, orientada a nuestro objetivo. Bien señalizada por la propia huella del camino y por los hitos continuos que encontramos no tendría pérdida por lo previsible del trazado.
La senda se aplana a la altura de la Pleta d'es Capellans, donde se alterna con ligeras subidas sin apenas dificultad. Así llegamos, encorriéndonos la niebla por la espalda que asciende desde el valle, hasta el desvío que se dirige, cruzando el rio por un "nuevo" puente de madera, al Ibons de Remuñé. Nosotros continuamos la senda rectos, por un pequeño prado donde las pisadas han marcado pasillo en la superficie herbácea.  Atravesamos una zona de cantos sueltos de color terroso que alternan con otros blancos, creando unos bonitos contrastes con el todavía verde de los pastos. Antes de abandonar  la "pleta" unas piedras de buen tamaño con unas inscripciones señalan un desvío hacia el"Boon" y la "plana", nosotros seguimos sin desviarnos, firmes hacía nuestro objetivo, ya superados los primeros 400 m. de desnivel.  Otra inscripción  de color azul  en una piedra nos marca nuestro camino hacia el "portal". Unos metros más adelante otro puente de madera sirve para cruzar el barranco a la senda que retorna de los Ibons de Remuñé.
A las 9,30 h. comenzamos a superar el salto que forma  el barranco por una zona que discurre encajonado, obligándonos  a cruzarlo y alternándolo a dcha. e izda. para poder salvar el mayor desnivel, ayudándonos en algún momento con las manos. Superada esta pequeña dificultad nos encontramos con las bonitas vistas que nos proporciona la "forca de ramuñé", un pequeño prado que recoge las primeras correntías que forman el barranco nos da la bienvenida. El color verde de la hierba se alternan con otros corros que amarillean, seguramente por la  falta de precipitaciones, que mezclados con el blanco de las rocas del circo, el azul de las aguas casi estancadas y los bancos de niebla que se acumulan en las cimas nos proporcionan unas muy bonitas imágenes que intentamos plasmar en los móviles.
Dejamos el barranco a ntra. derecha y proseguimos la ascensión que, a partir de este punto, se hace mucho más dura, con mayor verticalidad. La senda avanza con continuas lazadas por terreno muy pedregoso, superando en pocos metros 300 m. de desnivel. Dejamos a ntra. izda. la Tuca de Ramuñé,  llamándonos la atención los colores verdosos que cubren en una buena parte su pared vertical.
10,30 h. Paramos a almorzar aprovechando que la niebla alta nos da un respiro y nos deja disfrutar de los rayos de sol. Sigue la verticalidad de la ascensión que discurre por bloques enormes de piedra caliza erosionados por el agua que las recorrerán torrencialmente cuando haya precipitaciones. Tenemos que esforzarnos y realizar alguna parada intermedia para tomar aire. Cuando se suaviza este tramo, estamos aproximadamente a 2800 m. altitud, nos encontramos con una pareja, Luca y José Luís, que nos acompañarán durante el resto del recorrido, cambiando nuestra intención inicial de afrontar solamente la cima del Perdiguero.
Nuestro objetivo ya hace rato que lo tenemos a la vista, mostrándonos la verticalidad de su cara norte. Mucho más visible cuando superamos el paso elevado que forman la Tuca y el Tusse de Ramuñé, contemplando también sorpresivos por su belleza la foto de cuadro que crean el Ibón de Lliterola y el circo que forman Perdiguero, Picos de Crabiules y Tusse de Ramuñé.
Dejamos el ibón a ntra. izda. y ligeramente elevados sobre el mismo, sin llegar a descender a su nivel, nos dirigimos  por los ibones superiores, cruzándolos, hacia la Collada de Lliterola, punto elegido para, cresteando por los tres miles que forman parte del circo, llegar hasta nuestro objetivo final, el Perdiguero.
A las 12,30 h. hemos superado el collado (2981 m.), excelente punto de observación del "lac del Portillón". A medida que vamos ganando más altura, ascendiendo por las crestas, las vistas van siendo más espectaculares, ampliando nuestro horizonte y surgiendo nuevos objetivos, así podemos observar con total precisión el refugio  francés situado junto al lago.
Tenemos que prestar mucha atención, utilizando las manos casi continuamente por necesidad y  para una mayor seguridad, utilizando el trasero en algún punto por su verticalidad a ambas caras de la cresta y mayor grado de dificultad.
Superadas la Agua de Lliterola (3028 m.), Punta de Lliterola (3132 m.), Pico Royo (3121 m.) con  la piedra de color rojizo que señala su nombre, y la Tuca de Lliterola (3095 m.) como penúltima dificultad, estamos a las 14,30 h. a los pies de nuestro objetivo, solo 169 m. de desnivel nos separan de la cima. Para superarlos seguimos el trazado de cantos sueltos bastante vertical que discurre por la dcha. de la cresta, obligándonos su pendiente  a realizar ligeras paradas que aprovechamos para observar el paisaje, especialmente el más cercano como el pequeño glaciar que forman La Tuca del Portillón de O, Sellán de la Baca y Pic de Audoubert, que tenemos casi en frente. Los cantos rodados nos obligan también a utilizar las manos en algún momento y prestar atención a nuestros pasos para esquivar las piedras sueltas y evitar caídas o desprendimientos.
15h. OBJETIVO CUMPLIDO. Después de felicitarnos los cinco  por el logro conseguido, cima inédita para todos, aprovechamos la suerte del día hasta ahora para dar gusto a los sentidos y disfrutar del panorama que tenemos por los cuatro costados. La presencia de una montañero francés nos permite realizar instantáneas del grupo. Los Javieres nos hacemos también varias fotos junto a una piedra inscrita con el nombre de TINO, rindiéndole  homenaje a nuestro amigo y compañero, deseándole también una rápida recuperación.
15,35 h. La niebla asciende deprisa  desde la cara sur, moviéndose con rapidez y ocultando al sol, circunstancia que hace bajar la temperatura varios grados y haciendo desagradable la permanencia en la cima.  Hemos tenido tiempo suficiente para disfrutarla, así que, con buen criterio, decidimos iniciar el descenso dirección al barranco de Lliterola, pero antes aún hoyamos de nuevo el último 3000 de nuestro recorrido, la Fita de Perdiguero (3171 m.).
Después de crestear durante unos cientos de metros, el descenso prosigue  muy en vertical por una superficie de losas y cantos de piedra degradados, así hasta prácticamente el inicio del barranco, por cuyo trazado decidimos continuar el barranco, dejando a nuestra derecha el trazado más transitado. La falta de marcas en algún caso o la presencia de varias que marcan distintas alternativas hacen que seamos anárquicos y nos rijamos por nuestra intuición, por otra parte previsible y sin lugar a confusión.
Una vez alcanzado el barrando de nuevo los hitos hacen acto de presencia, reafirmando lo acertado de nuestra elección. Todavía vemos nieve que evitamos pisar  en una zona sombría del barranco, llamándonos también la atención varias formaciones rocosas por sus formas y una franja de mármol que recorre incrustada durante unos metros los bloques de granito, recordándonos las líneas blancas del asfalto.
Varios destrepes nos obligan a ayudarnos con manos y trasero hasta alcanzar la Pleta del Ibonet de Lliterola (2390 m. ). Aquí las rocas han dejado paso a pastos que alternan con piedras sueltas que alguien ha aprovechado para unos improvisados vivac. Hemos descendido 830 m. en apenas hora y media. El reflejo de la luz, con sus destellos en la superficie del ibón, permite realizar unas bonitas instantáneas. Superamos el Ibón por ntra. izda., salvando una pequeña cota que nos lleva de nuevo a los 2500 m, reanudando, desde este punto,  un continuo descenso que discurre a la izda. del barranco por superficie herbácea. Ricos pastos que habrán servido de alimento estos últimos meses. La senda  bien señalizada por marcas y por la traza abierta entre los pastos  no permite ninguna confusión.
El barranco, seco por momentos, desciende con más verticalidad que nuestro camino por las continuas lazadas hasta la altura de la  Plana de la Cabaña del Forcallo, que podemos observar desde lo alto de nuestro recorrido. Sobrepasado este tramo de nuevo el descenso aumenta en inclinación, ayudando los zig-zag obligados de la senda  a superar el L'Amorriadó.
A las 18,30 h. llegamos a la Cabaña del Llosero, adentrándonos para finalizar nuestro descenso en una zona boscosa de pinos y abeto viejo, llamándonos la atención el primero que encontramos, totalmente seco salvo en una de sus ramas, como si ésta nos quisiera señalar el camino. Unas suaves lazadas más nos llevan al asfalto, punto final de nuestro recorrido. Son las 18,45 h.
22 km. de recorrido y aprox. 2000 m. de desnivel acumulado.
 

Javieres de Huesca

Club de Montaña Javieres de Huesca.

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